Como docente de Biología en Idaho durante más de 20 años, a menudo pienso en nuestras escuelas públicas como ecosistemas educativos. Los científicos que estudian los ecosistemas definen una comunidad como un grupo de especies que interactúan, y viven en la misma área al mismo tiempo. Los sistemas de escuelas públicas son parte de la esencia de nuestras comunidades en Idaho, y constan de una gran variedad de “especies” interesadas que interactúan. Las asociaciones colaborativas entre los educadores y estas partes interesadas de la comunidad son clave para brindar los recursos que nuestros estudiantes necesitan para progresar a lo largo de sus recorridos educativos. Las grandes escuelas públicas forman alianzas con socios comunitarios para ayudar a los estudiantes a comprender cómo la matemática, la ciencia, la lectura y el arte se desarrollan en cada uno y nos hacen mejores fuera de las cuatro paredes del aula.

Otro término clave en el estudio de los ecosistemas es nicho. Un nicho es el lugar que ocupa un organismo en su entorno. Las escuelas públicas de Idaho son lugares increíbles para que los estudiantes se perciban como ingenieros y científicos, poetas y escritores, artistas e innovadores. Nuestras escuelas públicas permiten que los estudiantes se abran a experiencias que los ayudan a descubrir sus talentos únicos, y estos sistemas escolares trabajan para eliminar las barreras que pueden impedir que los niños exploren su verdadero potencial. Los estudiantes encuentran su nicho al mirar al espejo de la educación que ofrecen nuestras escuelas públicas. En nuestras aulas, ellos se perciben como creadores y hacedores, no como meros espectadores a los que se les permite espiar por la ventana a quienes tienen estos logros.

Las grandes escuelas públicas ofrecen un hábitat enriquecedor de experiencias auténticas y atractivas para los estudiantes de Idaho. Un hábitat puede definirse como el entorno de un organismo. Los estudiantes de Idaho están rodeados de oportunidades para desarrollar los tipos de competencias que serán necesarias para adaptarse a cualquier hábitat que se les presente en el futuro: la comunicación, la colaboración, la perseverancia, la creatividad y el uso innovador de la tecnología. Todos estos conjuntos de habilidades se forjan en las aulas de la escuela pública de Idaho.

Como sucede en cualquier ecosistema saludable, las grandes escuelas públicas necesitan los recursos adecuados para prosperar. Las asociaciones comunitarias, junto con los educadores de excelencia de la escuela pública, facilitan los factores bióticos necesarios, mientras que los recursos como el tiempo y el financiamiento facilitan los factores abióticos que se necesitan para que los ecosistemas de la escuela pública sean auténticos y atractivos. Cuando los legisladores y los líderes comunitarios trabajan en colaboración con los educadores, se producen cambios positivos y duraderos en el ecosistema de la educación pública.

Dra. Melyssa Ferro
Docente de Ciencias de la Tierra,
Ciencias Biológicas y Ciencia Avanzada | Caldwell
Docente del año de Idaho de 2016