A nadie le gusta quedar en el último lugar, pero allí es donde nos encontramos. Idaho ocupa el lugar 51 en el listado que incluye los 50 estados y el distrito de Columbia en financiamiento por estudiante. A pesar de las mejoras recientes, las escuelas públicas de Idaho nunca se recuperaron realmente de la crisis de 2008 ni ganaron terreno respecto de los estados vecinos. Si tenemos en cuenta el rápido aumento de la inscripción y la inflación, los aumentos presupuestarios recientes aprobados por la legislatura no han modificado la situación. Trabajemos juntos para asegurarnos de que los niños y el estado no queden rezagados.

Un educador bien capacitado y de excelencia es el factor número uno en el crecimiento y el éxito de los estudiantes, pero la tasa de rotación de personal de Idaho entre los docentes supera el promedio nacional. Idaho está entre los cinco estados con peores sueldos a los docentes en promedio, y muchos educadores ya están cansados de que se los margine y se les falte el respeto. Alrededor de un tercio de los docentes de Idaho dijeron recientemente que consideran la posibilidad de abandonar la profesión. Trabajemos para convertirnos en la primera opción, no en el último recurso.

Hay muchos educadores profesionales que pertenecen al equipo que ayuda a los estudiantes a aprender y crecer. Los terapeutas, psicólogos, enfermeros, choferes de autobús, empleados de seguridad, profesionales en nutrición, auxiliares pedagógicos y otros profesionales unen fuerzas para contribuir a que los estudiantes alcancen su máximo potencial. Lamentablemente, no contamos con suficientes de estas personas importantes. Y muchos trabajadores del personal de asistencia tienen un sueldo tan bajo que la rotación y la inestabilidad son habituales en este tipo de puestos clave. Nuestros niños y educadores profesionales merecen algo mejor.

Idaho ocupa el sexto lugar a nivel nacional en cuanto al tamaño promedio de las clases, lo cual implica que los docentes tienen menos tiempo y posibilidades de brindar la enseñanza individualizada que los estudiantes merecen. La orientación personalizada, la ayuda adicional cuando se necesita, el aliento y el apoyo, y la atención constante a la salud mental y emocional son recursos que benefician a los estudiantes, pero solo si los docentes tienen la energía para brindarlos. Asegurémonos de que los estudiantes reciban la atención individual que merecen y que los docentes no pasen la mitad del día oficiando de agentes de tránsito.